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  Estudios y documentos

Año:1998
Pg:55-66
Título: Los retablos de la Iglesia de la Asunción de Alaquàs. Estudio estilístico.
Autor: Rodríguez Garrido, Consuelo
Periodo: História Moderna | História Contemporánea
Materia: 
Siglos: XVI; XVII
Tema: Estudios y documentos-Art
Idioma: Castellano



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CONSUELO RODRÍGUEZ GARRIDO

LOS RETABLOS DE LA IGLESIA DE LA ASUNCIÓN DE ALAQUÀS. ESTUDIO ESTILÍSTICO

1º.- BREVE INTRODUCCIÓN AL ORIGEN Y EVOLUCIÓN DEL RETABLO BARROCO El retablo (del latín retro-tabulum: tabla que se coloca detrás) remonta su origen a la costumbre litúrgica de poner reliquias de los santos sobre los altares. Cuando éstas se agotaron, hubo que contentarse con colocar imágenes, primero en forma de dípticos y tripticos de marfil. Posteriormente, al encontrarse el ara del altar repleta de utensilios para la celebración de misa, la figura del santo, de Cristo o de la Virgen se pintó sobre una tabla que se situó delante del altar (frontal o antepedium) hasta que, cuando el sacerdote se colocó para celebrar de espaldas al pueblo no dejando ver el frontal, aquella se comenzó a ubicar detrás y por encima del altar a fin de hacerla plenamente visible. De esta manera surgió el retablo. Éste evolucionó hasta convertirse a finales de la Edad Media en una gigantesca máquina de alabastro, piedra, mármol o madera que albergaba ciclos completos de la vida de Cristo, de la Virgen y de los santos y que ocupaba toda la cabecera de la iglesia. Esta costumbre continuó durante el Renacimiento, pero seguramente fue en el Barroco, cuando el retablo alcanzó el mayor grado de plenitud. No hubo en España templo, desde la enorme catedral hasta la más modesta de las ermitas, que no tuviese un esplendoroso retablo sólo en la cabecera sino también en naves y capillas. Los retablos barrocos podían construirse de piedra, alabastro, mármol u otros materiales duros y semipreciosos, pero lo habitual fue hacerlos enteramente de madera, más dúctil a los primores de la talla y, sobre todo, susceptible de recibir una capa de pintura de oro que los convertía en un ascua de luz. La madera podía ser de pino, castaño, peral, roble, nogal y, tejo, según la que abundase en la región correspondiente y fuese, además, barata, sólida y duradera. Con el colorido y el dorado -operación en la que se empleaban panes de oro de subidos quilates- el retablo, iluminado por la luz mortecina de las velas, refulgía como una brasa en la penumbra de los templos, insinuándose a la vista del público como una aparición celestial.
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El retablo ha de considerarse como un mueble litúrgico destinado a desempeñar una función de carácter devocional, cultural y religioso. El Concilio de Trento, en una de sus últimas sesiones, la celebrada en 1564, recordaba la importancia de las imágenes para el adoctrinamiento y propaganda del mensaje católico. El retablo se convirtió en uno de los principales instrumentos doctrinales y en pieza enormemente popular y en eso radicó básicamente su éxito y propagación en i(...)



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