Tomás Roselló Jaunzarás

En defensa del Castell d'Alaquàs: El patrimoni d'un poble (1918)
«Es un edificio que caracteriza al pueblo, el sello del Ayuntamiento es un símil, es muy antiguo, majestuoso por sus dimensiones, es la historia viva, material que acredita la antigüedad del pueblo».1 Joaquín Vento Peyró. Alcalde de Alaquàs en 1918. El Castell ha estado siempre muy vinculado a la población de Alaquàs, de tal forma que con el paso de los siglos, desde su construcción, pasó a formar parte del patrimonio sentimental dels alaquassers. Testimonio de ello son las palabras del historiador Francesc Vilanova en 1907, recogidas por Rafael Roca, donde Vilanova da testimonio de una queja del entonces propietario del Castell, al comentarle que «todos los del pueblo se creen con derecho al Castillo» 2. Es por ello que entre marzo y abril de 1918, se llevó a cabo uno de los episodios más memorables y recordados para la historia del Castell d'Alaquàs, con la extraordinaria movilización ciudadana y de las autoridades de la época, que consiguieron, tras el dictamen favorable de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que el 21 de abril de 1918 el rey Alfonso XIII firmase una real orden en la que se declaraba al «Castillo­Palacio de Alacuás» edificio artístico. Todo ello, para intentar paralizar el derribo que pretendía llevar a cabo su nuevo propietario Vicente Gil Roca, un comerciante de maderas de Valencia. El hallazgo de documentación inédita al respecto de este suceso en el Archivo de la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, procedente de la
A.R.A.B.A.S.C.V. LEG. 142/224-3. Las Provincias, martes 16 de julio de 1907. Tomado de ROCA RICART, Rafael, «El primer intent d'enderrocament (1918)», en Un passeig per la història del Castell-Palau d'Alaquàs (1880-1915), Ajuntament d'Alaquàs, 2008, p. 22 y 70.
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Comisión Provincial de Monumentos de Valencia, aporta nuevos datos a las investigaciones realizadas hasta el momento 3 sobre el papel que desempeñaron los hermanos José y Mariano Benlliure en su declaración como monumento, así como otorga un mayor protagonismo a los prohombres del Alaquàs del momento, que encabezados por el entonces alcalde de la población, Joaquín Vento Peyró, intercedieron en respuesta al grito de protección y salvaguarda de un pueblo. Esta historia da comienzo el 15 de marzo de 1918, cuando Vicente Gil Roca (1862-1929), industrial de cierto prestigio de la capital 4 y dueño de un almacén de madera en la Gran Vía de Valencia 5, compra el Castell d'Alaquàs, a su anterior propietario, Julio Giménez Llorca,6 con «el propósito de demolerlo para enagenar las maderas de sus macizos y hermosos artesonados».7 Gil Roca había nacido en Valencia en 186(...)