Any:2009 Pg:255-262 |
Títol: Fiestas, personajes y canciones populares.
Autor: Esteve Llácer, María Període: Història Contemporània Matèria: Festes Segles: XX Tema: Estudis i documents-Festes Idioma: Castellano Vista prévia
María Esteve Llácer
Fiestas, personajes y canciones populares Durante aquellos años, y estamos hablando de los años veinte a los treinta y cinco del siglo pasado, las personas que vivían en Alaquàs y en casi todos los pueblos de la comarca de l'Horta se dedicaban mayoritariamente a la agricultura. Los negocios se reducían a la venta de las cebollas del tío tal, o las naranjas del tío cual, los cuales, por cierto, si habían calculado que sus ganancias debían alcanzar los dos mil duros y se quedaban en ocho mil pesetas, decían con cara de pena que aquel año había sido un mal año, puesto que habían perdido dos mil pesetas. En cuanto a la industria, ésta se reducía a algunas pequeñas empresas, si pueden llamarse empresas los pequeños talleres familiares. Alguno de ellos se permitía tener hasta dos o tres operarios. En el discurrir del año, había unas fechas que esperábamos con ilusión: eran los días de las fiestas, porque eso significaba romper la rutina del trabajo diario. Las fiestas eran esperadas con ansia por toda la gente joven que las disfrutaba con alegría. En Semana Santa, en la que el pueblo se sumía en un silencio casi absoluto, se cerraban los casinos y las tabernas y las iglesias se llenaban. El Jueves Santo la gente visitaba los monumentos y el Viernes Santo las personas acudían a oir el sermón de las Siete Palabras, casi siempre encargado a grandes oradores, como el Padre Santonja o el Padre Corrons o el Padre Benavent, conocidos y apreciados en el pueblo. En septiembre no hay ni que decirlo eran las Fiestas Patronales, disfrutadas por grandes y pequeños que no nos perdíamos ningún acto, desde la entrà 255 de la murta por los clavarios de la Virgen del Olivar, la serenata de la víspera, la preciosa cabalgata en la que sólo participaban carros engalanados y carruajes de caballos , hasta el último acto que era la procesión del Cristo. Los actos en los que tomaba parte la música, estaban equitativamente repartidos entre las dos bandas del pueblo la Roja y la Blava, si no se quería romper la paz entre el vecindario, partidario de cada una de ellas. Era el tiempo de los personajes populares por su propia fuerza, a veces positiva, a veces negativa; por su forma de vida o por sus defectos físicos que a veces les negaba la posibilidad de una vida normal. El tio Terreola con su macho y su pequeño carro que vendía terreta pa escurà, una tierra amarilla que recogía en las faldas del Vedat y que resultaba muy buena para fregar los utensilios de cocina de madera. El pellero que a cambio de agujas de coser o cajitas de cerillas recogía las pieles de conejo de las casas donde habían matado alguno. El de... dos pardalets una aguileta, d'eixos que van en bicicleta, ploreu xiquets que pardalets tindreu. E(...) |